Otra semana de cine de autor, otra edición de la Seminci, la 68, ya que termina; y una nueva etapa que comienza a los mandos de su nuevo director Jose Luis Cienfuegos. Se suele conceder cien días de gobierno, aunque no podemos dejar de mencionar algunos problemas en las primeras proyecciones (‘La contadora de películas‘ se tuvo que parar) y dificultades para cuadrar la programación de la Sección Oficial con otras secciones paralelas, dada el uso alternativo de una misma sede para diferentes secciones.
Cienfuegos asumió el cargo con más de la mitad del año cumplido (finales de abril del 2023), y por tanto con la edición ya muy avanzada. Sin embargo, se ha podido percibir un cambio de rumbo hacia un festival más compacto en su concepción, de corte más independiente y autoral. Se observa un enfoque más holístico, con una orientación curatorial ambiciosa (se han nombrado programadores para las principales secciones) y una clara intención de reforzar la imagen del festival como un espacio de referencia para el cine de autor y la diversidad cinematográfica. Cienfuegos también ha puesto especial énfasis en la inclusión y diversidad, tanto en las películas seleccionadas como en las voces que las presentan. La programación ha mostrado un claro esfuerzo por reflejar una amplia gama de perspectivas y contextos, incluyendo una mayor presencia de cine realizado por mujeres.
Se observa la intención de reforzar la vocación de la Seminci por promover un cine de calidad y de otorgar visibilidad a voces emergentes y narrativas alternativas, que suelen quedar fuera del circuito comercial. Así, hemos podido escuchar sonoros pataleos y airadas quejas ante las películas más exigentes y complejas del festival, como ‘The Beast’, de Bertrand Bonello y especialmente ‘Musik‘, de Ángela Schanelec; en contraste con los aplausos unánimes y emocionados en ‘Fallen Leaves’ de Kaurismaki y la aceptación general de ‘El maestro que prometió el Mar‘ de Patricia Font
Un compromiso con el cine como forma de expresión artística que es evidente en la selección de títulos que, además de arriesgados en su propuesta estética, abordan temáticas de actualidad con gran sensibilidad, combinando lo nuevo y lo más clásico. Así conviven en la Sección Oficial las óperas primas ‘How to Have Sex‘, de la británica Molly Manning Walker, y ‘The Sweet East’, del norteamericano Sean Price Williams; con directores consagrados: ‘Green border’, de Agnieszka Holland y ‘The Old Oak’ de Ken Loach o ‘Rapito‘ de Marco Bellocchio. Una Sección Oficial que se inauguró con ‘La contadora de películas’, de Lone Scherfig, fuera de concurso, y que ha incluido películas tan potentes y variadas en fondo y forma como, ‘La chimera‘ de Alice Rohrwacher (Espiga de Plata), ‘All of Us Strangers‘, de Andrew Haigh; ‘The Teachers’ Lounge‘, de İlker Çatak, e incluso el documental homenaje a Cristina García Rodero, de Carlota Nelson. Y en esta Sección Oficial ha brillado la selección de películas españolas, desde ‘El amor de Andrea‘, de Manuel Martín Cuenca; ‘Que nadie duerma‘, de Antonio Méndez Esparza; ‘Samsara’, de Lois Patiño; ‘Sobre todo de noche‘, de Víctor Iriarte, fuera de concurso ‘Teresa‘, de Paula Ortiz y la ganadora de la Espiga de Oro (no entendida por algunos) ‘La imatge permanent‘, de Laura Ferrés. Un palmarés que de alguna manera refleja ese giro hacia una narrativa menos convencional.
Aunque desaparece la sección «Spanish Cinema», se mantiene el protagonismo del Cine Español de una manera más transversal a lo largo de las diferentes secciones, ofreciendo en Punto de Encuentro películas tan interesantes como ‘On the Go’, de María Gisèle Royo y Julia de Castro; ‘Negu hurbilak’, del Colectivo Negu, y ‘Muyeres‘, de Marta Lallana, ganadora de la Espiga Arco Iris.
Punto de Encuentro, dedicada a primeras y segundas películas, toma mayor protagonismo y se convierte en una sección esencial para entender el cine de hoy con la presencia de los talentos emergentes del panorama internacional. Destacan, además de la magnífica selección patria, la ganadora ‘Gasoline rainbow’, de Bill Ross IV y Turner Ross, ‘Animal’, de Sofia Exarchou, ‘Stephen’, de Maryna Vroda y la película de animación ‘Sirocco et le royaume des courants d’air’, de Benoît Chieux
Además, se ha introducido una nueva sección, «Alquimias«, dedicada a obras híbridas que exploran los límites entre el documental y la ficción, dirigida a autores que, con tres o más películas, atesoran ya un cierto recorrido y reconocimiento en el circuito de festivales. Un nuevo espacio que amplía la mirada del festival y en la que han destacado ‘Critical Zone’, de Ali Ahmadzadeh; ‘Essential truths of the lake’, de Lav Diaz, ‘Femme’, de Sam H. Freeman y Ng Choon Ping, la película de animación ‘La Sirène’, de Sepideh Farsi y ‘The Beast in the Jungle’, de Patric Chiha. Esta última película sirve de ejemplo a una aparente voluntad del festival de circularidad, de curación, y que parece querer dialogar consigo mismo y con los espectadores. Así la mencionada ‘The Beast in the jungle’, tiene su eco en la sección oficial con ‘The Beast’, la otra versión de la obra corta de Henry James.
En el ámbito de los cortos, y aunque se entiende la decisión, lamentablemente para nosotros, ya no se proyectan al inicio de las películas, sino que se agrupan en una sesión específica, dándoles un protagonismo propio y porqué no decirlo merecido.
Además de la reestructuración de algunas secciones, y la inclusión de nuevas actividades paralelas, como mesas redondas y encuentros con cineastas, que facilitaron un diálogo más cercano entre creadores y público, la Semana Internacional de Cine de Valladolid estrena este 2023 «Educación Seminci», un departamento específico y permanente que engloba las propuestas educativas ya consolidadas en ediciones anteriores -la iniciativa «Ventana Cinéfila» y las secciones «Miniminci» y «Seminci Joven»-, así como nuevas propuestas educativas innovadoras, como el proyecto europeo Jóvenes Programadores – Moving Cinema.
El loable compromiso con la sostenibilidad del festival, ha provocado comentarios sobre la ausencia de la revista oficial y hoja diarias que amenizaban los madrugones, y que se ha sustituido por una hoja con la programación semanal. Aunque la echaremos de menos (especialmente los coleccionistas), no seremos nosotros los que nos opongamos a reducir el impacto ambiental del festival, y que se acompañan de otras medidas como la utilización de materiales reciclables, la promoción del transporte público y la movilidad sostenible para los asistentes.
Se ha podido observar también circular por el festival, un nutrido número de periodistas conocidos, de programas y revistas especializadas, con la intención, imaginamos, de incrementar la atención y volver a posicionar en el panorama cinematográfico nacional, un festival tan importante en España como la SEMINCI.
Parece que se mantiene y cruzamos los dedos para que así sea, uno de los momentos más especiales para nosotros, que es la proyección especial cine concierto en el Centro Cultural Miguel Delibes. En esta ocasión ‘The Kid Brother’ (1927), con Harold Lloyd y la orquesta de Castilla y León.
Esta edición ha planteado preguntas que deben tener una respuesta, pero que nosotros no conocemos: ¿por qué se programan las películas de los sábados y domingos a las 8 de la mañana y durante la semana a las 9?, y a més a més, ¿por qué proyectar películas demasiado pronto cuando tienen una corta duración?. ¡Ahí lo dejamos! Es cierto que los madrugones son parte consustancial a los festivales de cine, como también los son los almuerzos entre películas, porque como solemos decir nosotros: “no sólo de cine vive el semanista”
Como decimos, es pronto para evaluar el impacto a largo plazo de los cambios, incluso de los cambios que puedan venir en el futuro, pero podemos decir que esta primera edición de la mano de Jose Luis Cienfuegos, parece haber abierto las ventanas para dejar entrar un aire renovador y unas novedades que parecen contribuir a reconfigurar la identidad del festival, y que sugiere, al menos para nosotros, un futuro prometedor de la SEMINCI como espacio de encuentro del cine independiente y de autor.
