La primera película de los estudios Ghibli fuera de Japón no tiene diálogos; tampoco los necesita. Las ilustraciones del holandés Michaël Dudok de Wit, ganador de un Oscar al mejor corto de animación por 'The Father and the Daughter', no abruman en realismo; ni falta que hace. Los colores no son brillantes y luminosos, no se echan en falta. Con un trazo abocetado, sencillo, pero lleno de detalles y movimiento, nos habla e interpela, jugando con fondos acuarela, colores básicos,...