Termina la 62 Seminci, el festival de autor de 2018, con la lectura del palmarés, y como siempre en estos casos «para gustos los colores» y, a pesar de ser ‘The Nile Hilton Incident‘ un magnífico thriller-noir social y político, no era nuestra favorita.
Una Seminci que parece haber asumido, e integrado en su ADN, el papel de igualdad, del respeto a la diversidad y del reconocimiento del papel de la mujer en el cine. Dando una vuelta de tuerca a sus orígenes como «Semana Internacional de Cine Religioso», al que se añadiría cuatro años después la coletilla «y de derechos humanos», ha sabido potenciar esos valores humanos, dotándoles de un contenido más social y actual. La Seminci ha tomado el camino del reconocimiento de la diversidad, no solo en el cine que presenta, sino en la propia planificación del festival.
Así, además de la celebración del «I foro de mujeres del cine español«, de la programación del ciclo «supernovas» (que ha dado a conocer los trabajos de destacadas jóvenes directoras), además de la creación de la Espiga Arco Iris (destinada a premiar a aquella película que más destaque por trabajar la diversidad sexual y la identidad de género con suficiente relevancia artística y social), la mitad de las películas de la Sección Oficial presentadas a concurso están dirigidas por mujeres, y otras con un importante protagonismo. Desde la dirección con ‘La Librería‘, de Isabel Coixet, película inaugural, destacan entre otras: ‘The Party’, de Sally Potter, ‘Pokot‘ (Spoor), de Agnieszka Holland, ‘Hikari‘ (Radiance) de Naomi Kawase, o ‘Jeune Femme’ (Montparnasse Bienvenue) de Léonor Serraille; y hasta otras con fuerte protagonismo femenino como ‘Sage Femme‘ de Martin Provost, película de clausura, que cuenta con dos grandes actrices protagonistas, Catherine Frot y Catherine Deneuve y ‘Freiheit’ (Freedom) de Jan Speckenbach.
En los últimos años, el festival de cine, ha mostrado su compromiso con el cambio climático y la protección del medio ambiente, mediante un ciclo de cine y una mesa redonda durante el llamado «Día del cine y el cambio climático«. Además de la propuesta de la creación de una Espiga Verde, como premio «para la película que mejor refleje la defensa del medio ambiente y frente al cambio climático»
También la Seminci pone su mirada en el futuro, en los nuevos formatos, en las nuevas narrativas audiovisuales, a través del «Live Cinema«, y también mediante el análisis de la distribución, en una jornada sobre la distribución independiente .
Destaca una semana de cine, en la Sección Oficial, con un nivel notable. Si bien con alguna inclusión en la misma, que sólo se entiende desde un punto de vista de la visibilidad e imagen pública, lo que no está mal, como es el caso de Ai Wei y su documental ‘Human Flow’. En este sentido, esta Sección Oficial ha versado fundamentalmente sobre los procesos migratorios y los refugiados (‘Ptaki śpiewają w Kigali’ (Birds Are Singing In Kigali) de Joanna Kos-Krauze y Krzysztof Krauze , ‘Me Mzis Skivi Var Dedamicaze’ (I Am Truly A Drop Of Sun On Earth) de Elene Naveriani, ‘L’Insulte‘, de Ziad Doueiri, ‘Sweet Country‘, de Warwick Thornton) como un nuevo movimiento de personas y países, de movimiento de fronteras, de nacionalismo y también de solidaridad y conexión humana. Diferentes visiones en diferentes lugares de un problema que nos afecta a todos. Y quizá el otro vértice vertebrador de esta Seminci se encuentre en la importancia de la educación, y especialmente del impacto del aprendizaje, de la huella de los patrones repetidos, y la dificultad de romperlos o al menos circunvalarlos, del peso de la familia (‘Como nossos pais’ (Just Like Our Parents), de Laís Bodanzky , ‘Daha!’ (More), de Onur Saylak), de la gestión de la culpa, la presión social y el dolor de los sueños rotos (‘The Rider‘, de Chloé Zhao y ‘Foxtrot‘, de Samuel Maoz).
Este año, desde nuestro punto de vista, la sección Punto de Encuentro ha sido un poco más floja que otros, aunque siempre es un momento para descubrir pequeñas joyas, como: ‘Never Steady, Never Still’ de Kathleen Hepburn; ‘Spína’ (Filthy), de Tereza Nvotová, ‘As duas Irenes’, de Fabio Meira y especialmente ‘Disappearance’ (‘Napadid Shodan) de Ali Asgari.
Y la emoción y la emotividad han venido de la mano de las Espigas de Honor, que este año han recaído en el cineasta mexicano Arturo Ripstein, los intérpretes españoles Marisa Paredes, Emma Suárez y Luis Tosar y el director salmantino José Luis García Sánchez. Este último, junto a los actores Emilio Gutiérrez Caba y Charo López, la coordinadora de la Filmoteca, Maite Conesa, y la viuda del homenajeado, Pilar Doblado, formaron parte del memorable y entrañable homenaje al también director salmantino, Basilio Martín Patino, en el que se proyectaron: su película ‘Espejos en la niebla’ y el documental sobre él ‘Una película de Basilio Martín Patino’ de Juan Sánchez Borox,
Como broche final, previo a los premios, destaca como todos los años la emotiva proyección de cine clásico con música en directo en la Sala Sinfónica del Centro Cultural Miguel Delibes, que nos transporta a los orígenes del cine, de los grandes Odeon. En esta ocasión la Orquesta Sinfónica de Castilla y León, dirigida por Damián Iorio, nos ha deleitado interpretando la música que compuso Dmitri Shostakövich para el clásico del cine ruso mudo ‘Novyy Vavilon’ (La Nueva Babilonia), dirigido en el año 1929 por Grigori Kózintsev y Leonid Trauberg.
Atrás quedan 35 películas vistas, aunque con una sensación de frustración ante la imposibilidad de ver todo, acudir a todo lo que se mueve alrededor de la Seminci, pero con una sonrisa de felicidad. Por delante un año, hasta que el próximo 20 de octubre de 2018 vuelvan a abrirse las puertas al cine, a un cine diferente, comprometido en el fondo y las formas, que es reflejo del momento social de este mundo en el que habitamos, un cine que funciona como elemento diferenciador frente a otros festivales más orientados a las estrellas, al impacto mediático y a la «comercialidad».
PD: Nos podemos cerrar sin destacar el trabajo creciente y muy bueno en redes sociales. Si bien, echamos en falta alguna app que facilite el seguimiento del festival, y la organización personal.