Las laureadas actrices internacionales Charlotte Rampling y Nathalie Baye recibirán las Espigas de Honor de la 68 Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci) como reconocimiento a las carreras de dos de las intérpretes que, durante varias décadas, han sido referentes del cine europeo. El festival entregará también la Espiga de Honor a la actriz española Kiti Mánver para premiar una incansable trayectoria de cinco décadas, homenaje que precederá al estreno en Seminci de su nueva película, Mamacruz.
La británica Charlotte Rampling debutó con la comedia musical de los Beatles A Hard Day’s Night (1964) y, cinco años después, logró el primer papel relevante de su carrera con La caída de los dioses, de Luchino Visconti. Desde que saltara a la fama en 1974 con El portero de noche, de Liliana Cavani, la actriz ha participado en un centenar de películas en Europa y Estados Unidos y se ha alzado con premios como el César honorífico (2001), el Premio del Cine Europeo por Swimming Pool, de François Ozon, y el Oso de Plata, el premio a mejor actriz en Seminci y la nominación al Óscar por 45 años, de Andrew Haigh, además del premio honorífico de la Academia del Cine Europeo y la Copa Volpi a la mejor actriz en Venecia por Hannah (Andrea Pallaoro, 2017).
Su intensa filmografía está jalonada de papeles inolvidables de la mano de maestros como Woody Allen (Stardust Memories, 1980), Nagisa Oshima (Max, mon amour, 1986), Lauren Cantet (Hacia el sur, 2006) o Lars von Trier (Melancholia, 2011), y ha alternado el cine de autor, a veces controvertido, con producciones taquilleras como la postapocalíptica Zardoz (John Boorman, 1974), Orca, la ballena asesina (Michael Anderson, 1977), Veredicto final (Sidney Lumet, 1982), El corazón del ángel (Alan Parker, 1987), Spy Game (Tony Scott, 2001) o Dune (Denis Villeneuve, 2021 y 2024), entre otras muchas. Rampling recogerá en Valladolid su galardón durante la Gala de Clausura, en la que se proyectará la película Juniper (Matthew J. Saville) que protagoniza.
La Academia de Cine ha albergado en su sede de Madrid este miércoles la presentación de la 68 Seminci, que entregará otra de sus Espigas de Honor a la versátil intérprete francesa Nathalie Baye, a quien François Truffaut dio su gran oportunidad en La noche americana (1973). Ganadora de la Copa Volpi a la mejor actriz en el Festival de Venecia por Una relación privada; de cuatro premios César por El membrillo, de Bob Swaim, El pequeño teniente, de Xavier Beauvois, Salve quien pueda (la vida) y Une étrange affair, de Pierre Granier-Deferre y de la Concha de Plata a la mejor actriz en San Sebastián por Mi hijo, de Martial Fougeron, Baye se ha convertido en una de las más reputadas y solicitadas de Francia, pero también en el resto de Europa y en América.
Baye ha trabajado con algunos de los directores más relevantes de la industria francesa, como Jean-Luc Godard (Salve quien pueda [la vida], 1980; Detective, 1985); Maurice Pialat (La boca abierta, 1974); Bertrand Tavernier (Una semana de vacaciones, 1980); Tonie Marshall (Venus, salón de belleza, 1999); Daniel Vigne (El regreso de Martin Guerre, 1982) o Claude Chabrol (La flor del mal, 2003). Y fuera de su país también ha saboreado el éxito gracias a películas como Atrápame si puedes (Steven Spielberg, 2002) o Laurence Anyways (Xavier Dolan, 2012).
Kiti Mánver, Raúl Pérez, Cristina García Rodero
La 68 Seminci también entregará la Espiga de Honor a la actriz malagueña Kiti Mánver, una intérprete incansable que en el último medio siglo ha participado en más de 50 películas, algunas bajo las órdenes de cineastas como Pedro Almodóvar, Fernando Trueba, Álex de la Iglesia, Fernando Colomo o Manuel Gutiérrez Aragón. Mánver desembarca este año en Valladolid con Mamacruz, de Patricia Ortega, proyectada fuera de concurso en la Sección Oficial y donde da vida a una mujer mayor que, por casualidad, redescubre placeres que creía olvidados.
Por su parte, Cristina García Rodero, Premio Nacional de Fotografía, premio de la Fundación Eugene Smith de Nueva York y Medalla al Mérito de Bellas Artes, se convirtió en el año 2005 en la primera artista española en formar parte de la prestigiosa agencia Magnum. La autora de Lalibela, cerca del cielo, recibirá este año en Seminci el Premio Especial a la Creación Artística que el festival acompañará de la proyección en Sección Oficial, fuera de concurso, del trabajo Cristina García Rodero: La mirada oculta, de Carlota Nelson.
En el marco de su sección Cine Gourmet, el festival concederá su Espiga de Honor al enólogo berciano Raúl Pérez, un creador inquieto cuya máxima es elaborar vinos respetando la naturaleza. Su apuesta, plasmada en un estilo propio, le ha llevado a situar más de doscientas etiquetas en la lista de The Wine Advocate y a conseguir 100 puntos Parker con su vino La Muria.
Para un festival internacional como la Seminci, en el que el cine de autor es la piedra angular, es casi una obligación el reconocimiento no solo a sus cineastas sino también a quienes lo hacen posible. En la 68 edición de la Semana de Cine, la Academia del Cine Europeo (EFA) ocupará un destacado lugar en su programación debido a su habitual defensa de este tipo de creaciones.
Además de celebrar la reunión anual de su Comité Ejecutivo durante la próxima edición del festival, con presencia de una nutrida delegación institucional, la Seminci ha diseñado todo un abanico de actividades destinadas tanto a profesionales como al público. En esos casos estarán el ciclo que exhibirá siete películas que toman el pulso a la pujanza del cine de autor continental o las sesiones profesionales y abiertas al público. La EFA, además, recibirá una Espiga de Honor en reconocimiento a su apoyo a la producción independiente, que recogerá su presidenta, la cineasta polaca Agnieszka Holland, en la Gala de Inauguración.
Los reconocimientos honoríficos de la Semana Internacional de Cine de Valladolid se completarán con otra Espiga de Honor a la intérprete española Blanca Portillo, que se suma a las que se otorgan a las actrices Charlotte Rampling, Nathalie Baye y Kiti Mánver. Portillo recibirá el reconocimiento a toda una trayectoria que ha cosechado halagos unánimes durante la Gala del Cine Español que se celebrará el lunes 23 de octubre, momentos antes del estreno mundial de Teresa, de Paula Ortiz, en la que la homenajeada da vida a Santa Teresa de Jesús.
El llamamiento de los grandes cineastas, en el origen
El tributo a la Academia del Cine Europeo reconoce el papel desempeñado por una institución que opera en 52 países y cuyos 4.600 miembros trabajan con el objetivo común de «unir a todos los que aman el cine europeo». Los orígenes de la EFA se remontan a 1988, cuando Berlín Occidental fue Capital Europea de la Cultura y acogió los primeros Premios del Cine Europeo. Al final de la gala, en la que Ingmar Bergman recibió el Premio Honorífico, István Szabó subió al escenario para leer un llamamiento firmado por los cineastas presentes (Attenborough, Bergman, Wenders, Angelopoulos, Bertolucci, Fellini, Goretta, Makavejev, Szabó, Rohmer, Oliveira, Menzel, Chabrol…) en el que se pedía el fortalecimiento de la cultura cinematográfica en Europa y la creación de una Academia de Cine Europeo, fundada oficialmente en 1989 con Bergman como primer presidente.
La Seminci colabora con la Academia desde la creación, en el año 2000, del Premio UIP (ahora una categoría de los Premios del Cine Europeo) al mejor cortometraje, que permite al ganador ser nominado para el premio anual de la EFA. En este marco, el Comité Ejecutivo de la Academia se reunirá en Valladolid gracias al acuerdo al que se llegó en enero de este año, en la etapa del anterior director del festival, Javier Angulo, y participará en la ceremonia de inauguración del festival.
La actual presidenta de la Academia de Cine Europeo es la cineasta polaca Agnieszka Holland, que también compite en la Sección Oficial con Green Border. El presidente del Consejo es el productor irlandés-británico Mike Downey y su director ejecutivo es el holandés Matthijs Wouter Knol. En el horizonte, los Premios del Cine Europeo de este año, que se celebrarán el 9 de diciembre en Berlín.
No es la primera vez que viene a Valladolid ni será, posiblemente, la última. Pero en esta ocasión la Seminci es la responsable de la visita de Blanca Portillo. La Semana Internacional de Cine de Valladolid le entregará una Espiga de Honor con la que aplaude la versatilidad de una actriz que cuenta con el beneplácito de la crítica y el público por su prolífico trabajo tanto en los escenarios como en la gran pantalla.
Galardonada con el Goya por Maixabel (2021), de Iciar Bollain; Premio a la mejor interpretación femenina en Cannes por Volver (2006), de Pedro Almodóvar, y Concha de Plata en San Sebastián por Siete mesas de billar francés (2007), de Gracia Querejeta, Portillo se ha convertido en un nombre imprescindible del panorama interpretativo nacional, con el aval añadido en el campo escénico de sus cinco premios MAX o el reciente Premio Corral de Comedias del Festival Internacional de Teatro Clásicos de Almagro.
Con la distinción a Blanca Portillo, la Seminci completa su galería de premios honoríficos de una edición en la que las Espigas de Honor recaen mayoritariamente en grandes actrices de distintas nacionalidades.