La Seminci, como la vida cultural desde que se declaró la pandemia, ha venido marcada por las restricciones sanitarias: cierres, limitaciones de aforo, toques de queda, distancias de seguridad, geles y máscaras.
La Covid-19 ha desdibujado momentos y situaciones otrora habituales durante el festival, ahora reducidos a la mínima expresión. Las restricciones han obligado, incluso en mitad de la semana (por el adelanto de la hora del toque de queda) a modificar el inicio y el fin de las películas; ha reducido el número de películas para ver y el tiempo entre una película y otra, lo que ha complicado llegar a tiempo a alguna de las sedes (como la del Lava); ha privado del disfrute del especial momento de la película clásica con música en directo de la Orquesta Sinfónica de Castilla y León, y ha reducido el bullicio de gente alrededor de las sedes y los cafés y sobremesas de interior. Limitaciones que se dejan de lado cuando las luces se apagan.
El cine como comunión, en un ritual de luces y sombras proyectadas sobre una pantalla en la oscuridad. Un momento de felicidad, liberados por unas horas en una experiencia compartida. Y en cuanto al cine, hemos de destacar el notable volumen de buenas películas, tanto en la Sección Oficial, como en las paralelas. Hemos podido disfrutar de una gran variedad temática, que pone de relevancia la vigencia y potencia del cine de autor. Desde la inauguración a cargo de Isabel Coixet, una de las abonadas a la Seminci, con su irregular película ‘Nieva en Benidorm‘, y la «película sorpresa de clausura», de la mano de Juanma Bajo Ulloa, y su magnífica ‘Baby‘. Hasta películas críticas, ya sea desde el romanticismo, como ‘Gaza Mon Amour‘; desde la animación, como ‘Josep‘; desde la sensibilidad paternofilial como, ‘Here we are‘ ; o la cruda propuesta contra la pena de muerte en Irán de ‘There is no Evil‘. El suspense psicológico y existencial de ‘Preparations to be Together for an Unknown Period of Time’; además de otras propuestas muy interesantes en el apartado visual y formal, como ‘Wastelands’, ‘The cloud in her room’ o ‘The servant’. También ha habido espacio para el cine de autor con una mirada más comercial, como ‘Minari‘ o ‘Persian Lessons‘.
Destacan un puñado de muy buenas películas en la sección «Punto de Encuentro»: la angustiosa ‘180º rule’, el drama social de ‘Eyimofe’, o el coming of age deportivo de ‘Slalom’.
Sin embargo, y por encima de todo, hemos de felicitar a la organización por sus ganas y empeño en sacar adelante una edición en estas complicadas circunstancias; y hacerlo tan bien. Felicitaciones a la mayoría del público asistente (aunque siempre hay alguien que va por libre y tiene que dar la nota) por su magnífico comportamiento cumpliendo las normas. Se ha demostrado que el cine es un espacio seguro.
Nos despedimos hasta el próximo año, deseando que todo esto haya quedado en una mala película, de la que podamos aprender cómo hacerlo mejor.