Ha pasado un año, y de nuevo, la ciudad del Pisuerga se ha vestido de gala, aunque quizás sea más preciso decir que se ha vestido de traje de cineasta independiente. Volver a Valladolid para la Seminci es como reencontrarse con un viejo amigo que, sin perder su esencia, ha evolucionado para seguir el pulso de los tiempos...
