FICHA TÉCNICA
País: Ucrania
Dirección: Maryna Vroda
Guión: Kirill Shuvalov, Maryna Vroda
Fotografía: Andrii Lysetskyi
Reparto: Nina Antonova, Oleksandr Maksiakov, Oleg Primogenov, Radmila Shchyogoleva
Género: Drama
Año: 2023
Duración: 114′
SINOPSIS
Anatoliy es un hombre que vuelve a casa para cuidar de su madre moribunda. Un encuentro con su hermano y una mujer a la que amó le hacen reflexionar sobre las decisiones que ha tomado a lo largo de su vida.
TRAILER
NUESTRA OPINIÓN
«To each his own. We all have our fate.»
La ópera prima de la directora ucraniana Maryna Vroda (ganadora de la Palma de Oro al mejor cortometraje en 2011 por ‘Cross Country’), escrita por ella y Kirill Schuvalov, con componentes autobiográficos, nos plantea una mirada a la patria, a la tierra, a sus hijos, y a las tradiciones y sus costumbres. Nos habla de los caminos de la vida y de la forma de afrontarla, con cariño o con violencia; de los caminos no tomados, de los sueños sin cumplir.
Al igual que ‘Madre’ (Pudovkin, 1926), nos presenta una metáfora de la madre patria, de una madre enferma, que olvida, con dos hijos, dos hermanos, que parecen representar la doble visión de la sociedad. Uno, Anatoliy (Oleksandr Maksiakov), ingeniero en la ciudad, más emocional, que gusta del dibujo y de la música, tranquilo, paciente e introvertido, enamorado de una mujer casada. El otro, interpretado por Oleg Prymohenow, vigilante de frontera, bebedor, violento, despreocupado, extrovertido e incluso bocazas. Dos formas de afrontar la enfermedad de su madre; uno llega en autobús, con tiempo para dedicar, para darle de comer, bañarla y cuidarla; el otro, y tras múltiples llamadas con mala cobertura, llega en taxi, una vez fallecida, borracho y llamando la atención. Antes de morir, la madre revela a Anatoliy la existencia de un tesoro enterrado en el granero. Este descubrimiento supondrá para los protagonistas una confirmación y replanteamiento de sus deseos, de una historia pasada que desconocían sobre su familia. Una dualidad entre tradición y modernidad que se visualiza mediante una puesta en escena que juega con la circularidad, con el retorno, la vuelta, la repetición; y por otro con la idea de linealidad, de avance, de búsqueda, de cambio. Un conflicto que también queda verbalizado al hilo de una partida de ajedrez, donde se habla sobre la juventud, las guerras y revoluciones, el progreso, y la pérdida de las tradiciones: «Progress is the enemy of traditions» («El progreso es enemigo de las tradiciones»). Así, podemos decir que los momentos más importantes, desde un punto de vista de la comunidad, de la tradición, se desarrollan visualmente mediante formas circulares: la compra de alimentos a través de una panorámica desde el interior del vehículo; el entierro entendido literalmente como tirar tierra sobre el féretro; y la cena, donde a través del plano/contraplano y planos sostenidos, conforma una sensación de circularidad. Frente a ello, los caminos individuales, a través de carreteras, estrechas y sinuosas, en autobús, coche o a pie, carreteras en opresivos planos subjetivos, abriéndose paso, mediante focos, a través de la oscuridad de la noche; o procesiones sobre el horizonte, a modo de cortejo fúnebre.
La directora también divide la estructura narrativa en dos, una de ficción y otra documental, en una especie de neorrealismo, crudo y costumbrista, como los impresionantes paisajes nevados ucranianos que retrata, de pueblos casi desaparecidos, en un espacio temporal que es difícil de precisar en un primer momento, y que parece quedar suspendido en el frío invierno. Construye una película que bebe del neorrealismo y cuyos elementos se entremezclan y alimentan mutuamente, conjugando actores profesionales y naturales, realidad y ficción. La pictórica cinematografía de Andrii Lysetskyi se apoya en una paleta azulada, fría, que en ocasiones se torna gris, con el juego del contraluz, añadiendo pequeñas pinceladas de anaranjados, en luces y fuego, construyendo una serie de postales impresionistas; a la vez que dedica a la historia de amor imposible los tonos morados del frío atardecer. Una fotografía que ansía la luz natural, que junto con el silencio, configuran unos espacios protagónicos, donde parecen resonar las voces del pasado, y se entremezclan con las canciones y bailes del presente, en una especie de adiós, de despedida alegre de una forma vida, de momentos compartidos, de raíces y de amor.
La directora abusa conscientemente, y nos hace partícipes, de su mirada nostálgica, manteniendo los planos más allá de la acción, mostrándonos la soledad, apartando el encuadre fuera de toda referencia humana de manera que se haga patente la dimensión natural de los amplios paisajes blancos de la nieve, del vacío y de la desolación.
Pero es el momento central de la película el que la sostiene y le da sentido pleno, dando voz a los que no la tienen. Es el momento de la cena tras el entierro, en el que en una panorámica partiendo de unos niños jugando, enmarcados por una puerta, vuelve a ellos (el elemento circular), tras un interludio catártico, de comunión social, alrededor de una mesa, donde los actores no naturales comparten sus historias, la herencia cultural, de un pasado doloroso de superación y supervivencia, de guerras, invasiones y hambrunas, sostenida por un tejido social de camaradería y comunidad, de apoyo y generosidad. Una cámara que se mueve lentamente alrededor de la mesa, mediante plano/contraplano, focalizando en un primer término un espacio de luz cálida, que separa un segundo espacio de luz azulada. La narración de un tiempo, de una herencia compartida, de la búsqueda de una conexión, de la sensación de pertenencia. Un diálogo entre los niños del pasado y los niños del presente, y que en el momento de guerra actual, deja en el aire cuál será la historia que estos niños narrarán en el futuro.
Por momentos surrealista y en todo caso eminentemente rural, nos ofrece el drama de una comunidad, de un país, que se enfrenta a la incomunicación, la separación y pérdida de una forma de vida, el adiós a los sueños de juventud, a lo que pudo haber sido, y afrontar el futuro, canalizado a través de la ficción de dos hijos despidiéndose de su madre en el recóndito pueblo de Stepne.
«To eternal memory.»
MÁS INFORMACIÓN
Web oficial: –
IMDb: http://www.imdb.com/title/tt28291829/
FilmAffinity: http://www.filmaffinity.com/es/film724158.html