FICHA TÉCNICA
País: Alemania
Dirección: Burhan Qurbani
Guión: Martin Behnke, Burhan Qurbani. Novela: Alfred Döblin
Fotografía: Yoshi Heimrath
Reparto: Welket Bungué, Jella Haase, Albrecht Schuch, Joachim Król, Martin Wuttke, Nils Verkooijen, Lukhanyo Bele, Lena Schmidtke, Mira Elisa Goeres, Annabelle Mandeng, Derek Meisenburg, Faris Saleh
Género: Drama
Año: 2020
Duración: 183′
SINOPSIS
Adaptación de la novela homónima, «Alexanderplatz». Narra la historia de Franz Biberkopf, un ex-convicto incapaz de afrontar la miseria de su vida, y la indiferencia y crueldad de la sociedad que lo rodea. Es la historia de un hombre y de un continente que a principios del siglo XX buscaban una redención que nunca llegaría.
TRAILER
NUESTRA OPINIÓN
«To love is to suffer, to love is to learn»
Adaptación de la novela homónima de Alfred Döblin y que ya llevara magníficamente a la televisión alemana Rainer Werner Fassbinder en los años 80. He de confesar que no he leído la novela, aunque he visto la estupenda serie.
El director alemán Burhan Qurbani, ha adaptado al siglo XXI la novela que se ambienta en los años 20 en un barrio obrero, en el entorno del lumpen berlinés. Una adaptación que sirve de reflejo ampuloso y barroco de la realidad social y cultural del underground berlinés. Una película que adapta la novela al momento actual, de los refugiados, de los prejuicios, de las fronteras, de las drogas y del capitalismo. La historia de un ser humano sumido por la culpa que hace la promesa de ser decente, pero al que la vida parece no querer ponérselo fácil. Un viaje de refugiados por un mar teñido de rojo por las bengalas de salvamento y metafóricamente por la sangre de los muertos. El sueño del capitalismo, produce monstruos.
Contada mediante voice-over de Mieze (Jella Haase), como narrador omnisciente, se estructura en 5 actos y un epílogo. La eterna lucha entre el bien y el mal, entre la humanidad y lo demoníaco. Un hombre que no está libre de pecado, pero que se arrepiente y trata de ser bueno, navegando las tentaciones del demonio (que no deja de ser sus propios demonios), que trata de destruir al hombre físicamente, y sobre todo espiritualmente. Un viaje en busca de la humanidad perdida, de un personaje inseguro, perdido, tratando de pertenecer a cualquier precio.
El conflicto entre Francis/Franz (Welket Bungué) y Reinhold (Albrecht Schuch), personaje que parece sacado de las profundidades del averno nutriéndose del dolor y el sufrimiento de los otros, y que se refleja en su físico. Un viaje que se sustenta en lo religioso, en lo bíblico, con referencias a la cruz, al pecado («la puta de Babilonia»), la muerte, el bautismo (Francis en Franz) y el renacimiento, la venganza («ojo por ojo y diente por diente»), el perdón, el sacrificio («el toro»), la fe, la maternidad, la inocencia, y la «pietá«. Siendo el contexto físico de ese conflicto, es un Berlín de luces de neón, de discotecas, de bajos fondos, de mafia, violencia y prostitución, magníficamente fotografiado por Yoshi Heimrath. Pero también del fuego del mar y la tradición de sus orígenes, de lo que pierdes, de la humanidad buscada.
Para contar esa odisea, el director con gran pulso narrativo, hace un ejercicio de técnica, usando todos los elementos visuales y sonoros a su alcance: cenitales, vista de pájaro (celestial), nadir, cámara invertida, rotaciones. La cámara se mueve a través de los personajes, combinando largos planos, planos circulares, travelling y otros más intensos como la cámara moviéndose 360º en el interior de un vehículo. Incorpora a las imágenes, el uso de diálogos, de citas bíblicas, de insertos musicales, las elipsis, el montaje paralelo, transfigurando del espacio por medio de elementos visuales, luminosos, que nos trasladan a su país de origen, cabalgando sonidos de un plano a otro, como el grito que avanza en forma de vehículo por una avenida desierta de Berlín. No deja de ser un ejercicio cinematográfico de gran intensidad que combina lo onírico y psicotrópico, que combina escenas de acción y otras más contemplativas. El uso de los colores, como ecos y nexos entre momentos, movimientos y actividades de los personajes que parecen repetirse, siendo el rojo y morado una constante. Sin embargo, en ocasiones parece que la técnica está por encima del fondo, y más pendiente del efecto estético, que de fondo. La presencia del búfalo/toro, como animal totémico, como latido de su esencia, de su dignidad, de su sacrificio. Una película llena de colorido, poética y simbólica.
La inmigración parece ser una carrera, de respiraciones rápidas, buscando el camino en la oscuridad.
«I’m German!»
MÁS INFORMACIÓN
Web oficial: –
IMDb: http://www.imdb.com/title/tt6470924/
FilmAffinity: http://www.filmaffinity.com/es/film138987.html