Dividida en tres partes y narrada en primera persona a modo de flashback por uno de los protagonistas, es toda ella un juego de paralelismos entre la propia obra cinematográfica y el arte y su concepción, que es el tema de la misma. Así, ya desde el propio título, y la declaración inicial, que a modo de relato policial, comienza con una suerte de McGuffin, al afirmar que es un asesino. Esta autoinculpación logra enganchar la atención inicial...