Fieles a su estilo estético y narrativo, los directores belgas nos enfrentan con el día a día de un joven musulmán, aparentemente retraído, que ha sido captado por su imán, radicalizándole. Le seguimos, cámara al hombro, opresiva y angustiosa, por el laberinto de las habitaciones de su casa, de la escuela y de las calles de su barrio...