FICHA TÉCNICA
País: Reino Unido
Dirección: Stephen Frears
Guión: Nicholas Martin
Fotografía: Danny Cohen
Reparto: Meryl Streep, Hugh Grant, Simon Helberg, Nina Arianda, Rebecca Ferguson, Neve Gachev, Dilyana Bouklieva, John Kavanagh, Jorge Leon Martinez, Danny Mahoney, Paola Dionisotti, David Menkin, Tony Paul West, Philip Rosch, Sid Phoenix
Género: Drama
Año: 2016
Duración: 110′
SINOPSIS
Narra la historia real de Florence Foster Jenkins, una mujer que, al heredar la fortuna de su padre, pudo cumplir su sueño de estudiar para ser soprano. El problema era que carecía de talento, pero la gente acudía a sus recitales para comprobar si de verdad era tan mala cantante como decían los críticos.
TRAILER
NUESTRA OPINIÓN
«Music matters»
La historia real de Florence Foster Jenkins, llevada recientemente al cine en la película francesa ‘Marguerite‘ con un enfoque más dramático y ficcionado y anteriormente en dos musicales americanos, adopta en las manos de Stephen Frears un tono de comedia clásica.
Florence Foster Jenkins, adinerada heredera de la alta sociedad neoyorquina, mecenas y bautizada como «la peor soprano de todos los tiempos», era, por encima de todo, una gran amante de la música. Afectada por una enfermedad que le impidió ser concertista y profesora de piano, y casada en segundas nupcias con St. Clair Bayfield, un aristocrático actor inglés, dedicado a ser su agente y a protegerla, no desistió de su sueño de ser relevante en el mundo del «bel canto«.
Como si de «los cuentos del conde Lucanor» o del «retablo de las maravillas» se tratase, y aunque con un interés más puro, nos adentramos de la mano del joven pianista Cosmé McMoon, en el mundo de apariencias de Florence, creado por su marido y amigos, en el Nueva York de los años cuarenta. Cosmé McMoon, interpretado por Simon Helberg (que realiza una sólida interpretación, aunque no del todo liberado de sus tics y gestos de TBBT) fue contratado para acompañar a la rica heredera, en sus clases de canto con el más afamado director vocal de Nueva York. Y al igual que McMoon, los espectadores, tras el asombro inicial ante la aparente normalidad frente al despropósito vocal, no podemos contener la risa.
Lo conciertos que se organizaban anualmente en el hotel Ritz-Carlton se mantenían en pequeños círculos de personas afines, comprados los periodistas y previa invitación. Sin embargo, todo se complica cuando, para ayudar a las tropas que regresan de la Segunda Guerra Mundial, quiere dar un concierto en el Carnegie Hall, abierto a todo el público.
En la dirección de Stephen Frears, dedicado últimamente a las historias reales y los «biopic«, resuenan maneras de Woody Allen y en su desarrollo abarca un continuo que va desde el «slapstick«, a la comedia romántica de enredos, salpicada con toques dramáticos. Y es que todo ello cabe en la azarosa vida de la «diva». Sin embargo, el elemento cómico que usa y abusa, es la forma de cantar mal, que magistralmente despliega Streep, destrozando por igual a Mozart que a Gounod o Verdi, lo que se hace repetitivo. La ambientación, con un tono de telefilme, también juega en el mundo de las apariencias, siendo una coproducción franco-inglesa, la mayoría de actores ingleses, y rodada en Liverpool, pretende ser el Nueva York de 1944.
Quizá intenta abarcar demasiado, de forma que al conjunto, que por separado podía funcionar, le falta una mayor profundidad y desarrollo de los diferentes elementos, un poco de la pasión que le sobra a la protagonista. Y es que la película se sostiene en gran medida por el elenco principal. Por un lado, Meryl Streep, valor seguro, que no solo lo hace bien cantando mal, sino que desarrolla su personaje a un nivel físico, de excentricidad, sutileza y dignidad. Por otro, el gran personaje que crea Hugh Grant, que a pesar del interés económico y conveniencia que subyace en el comportamiento de St. Clair Bayfield, logra transmitir todo el amor, cariño y compasión, que hace al personaje cercano y divertido.
Una película sobre la búsqueda de la felicidad («Vivimos en un mundo feliz«, dice el protagonista), las apariencias frente a la realidad, la pasión por encima de la técnica, el amor, la amistad y la lealtad que superan las limitaciones y los obstáculos, y en definitiva, el eterno poder del dinero y la posición social que prevalece sobre la capacidad personal.
Una oda al amor, y especialmente al amor por la música, una especie de Ed Wood del canto, que queda en un entretenimiento ligero.
«People may say I couldn’t sing, but no one can ever say I didn’t sing»
MÁS INFORMACIÓN
Web oficial: http://www.florencefosterjenkinsfilm.com/
IMDb: http://www.imdb.com/title/tt4136084/
FilmAffinity: http://www.filmaffinity.com/es/film723895.html
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