Con una cámara en mano, que recuerda a la de los Hnos. Dardenne, pegada al cogote del joven Miguel (interpretado por Javier Mendo), Morais construye un drama social, contenido, sin adornos ni artificios de una realidad de crisis social y económica, y como ejemplo una madre ausente (contenida y desagradable Laia Marull), desbordada por la situación vital, sin herramientas para hacerle frente, ocupada en sobrevivir...
