FICHA TÉCNICA
País: España
Dirección: Miguel Ángel Vivas
Guión: Miguel Ángel Vivas, Alberto Marini
Fotografía: Pedro J. Márquez
Reparto: José Coronado, Pol Monen, Ana Wagener, Sergio Castellanos, Sauce Ena, Ester Expósito
Género: Drama
Año: 2018
Duración: 103′
SINOPSIS
La vida del doctor Jaime Jiménez se viene abajo cuando su hijo de 17 años queda en estado vegetativo debido a una brutal paliza que recibe a la salida de una discoteca. Tras ver que la justicia no hace nada por detener a los culpables, él mismo emprenderá un viaje a los infiernos en busca de venganza.
TRAILER
NUESTRA OPINIÓN
¿Qué harías por tu hijo? Esta es la pregunta vital y humana que se plantea la nueva película de Miguel Angel Vivas, ‘Tu hijo’. Un drama opresivo con un formato de thriller.
Jaime (José Coronado), cirujano casado (Ana Wagener), con una hija Sara (Asia Ortega) y un hijo Marcos (Pol Monen), de 17 años, tiene una vida monótona, del hospital en el que trabaja a casa, con horarios que le impiden ver a su familia, salvo en contados momentos, viviendo prácticamente una vida aislada. Comprometido como médico y como padre, aunque fundamentalmente en la relación con su hijo, con el único que encuentra un momento para ir a correr al amanecer, y con el que tiene una relación muy especial. La aparición de su hijo en coma vegetativo tras una brutal paliza junto a una discoteca, inicia un camino sin retorno. Al modo de aquel «padre coraje» y a la vista de que la policía se toma su tiempo en investigar, decide hacerlo por su propia cuenta, preguntando a amigos y compañeros, visitando las zonas habituales, de su hijo. En cierta manera, es una road movie de neones y noches de juventud. Un viaje a la noche, al descubrimiento personal y de la familia, en busca de justicia, como en aquellas películas de Charles Bronson y cía, de finales de los 70s y principios de los 80s.
Jaime en ningún momento trata de encontrar los motivos que han desencadenado la paliza; lo que necesita, lo que quiere es encontrar al culpable para que sea castigado por la justicia. Pero al no encontrar satisfacción, se produce una transformación, tornando en un desvío al infierno. Porque lo que plantean los guionistas Miguel Ángel Vivas y Alberto Marini es una visión primitiva de la culpa, una vuelta a la Ley del Talión. Y todo este proceso, todo este viaje a la oscuridad, está contado a modo de thriller. Miguel Ángel Vivas ya mostró que puede mantener la tensión y el pulso narrativo, jugando con la presión y manteniéndote en el asiento, en su magnífico primer largo ‘Secuestrados’. En este caso, el terror es más interno, más personal y la violencia quizá menos explícita, pero en todo caso intensa y directa. El resto es tensión, aunque a veces artificial, construida a través de giros, el uso de la música y la magnífica fotografía de Pedro J. Márquez. Una fotografía que transita, como el personaje protagonista, de la luz plana del amanecer bajo los puentes de Sevilla, a la noche, el ruido y las luces de neón de bares y discotecas. El uso de encuadres laterales, de desencuadres que fomentan la situación de aislamiento creciente y una cámara en movimiento pegada al cogote, primerísimos planos que dotan de sensación de opresión a lo que ayuda el uso del desenfoque de los fondos. Pero la verdad, y el peso de la película se encuentra en el rostro de José Coronado, que va transmitiendo, compartiendo el dolor, la creciente angustia y aislamiento, hasta la indignación rayando la locura. Y es que parece que no haya papel, en cine o televisión, que no sean un derroche de interpretación.
Porque quizá la mejor parte del guión es que se trata de un thriller, pero un thriller social. La película sirve como reflejo de una cierta realidad actual. Una realidad social en la que es fácil exigir responsabilidades desde una supuesta posición de superioridad moral y seguridad económica, pero más difícil aplicarla a los actos propios. Una realidad social, que acepta y justifica lo propio, y rechaza y señala lo mismo, cuando es hecho por otros, y especialmente si son considerados adversarios (la «ley del embudo»). Una sociedad rápida en exigir culpables, en apuntar, más que encontrar las razones y aplicar justicia. Una realidad social formada a golpe de comentario, tweet, post, foto o vídeo en las redes sociales, que obliga a manifestarte a tomar partido sin más datos. Una realidad social en la que, existiendo la presencia femenina, ésta aparece en cierta manera silenciada, como esposa, hija o novia, con relaciones cuanto menos distantes y desconectadas, de complemento, cuando no de dominación y abuso. En cierta manera la película, nos ofrece un juego de clases sociales, de estratos familiares y paternales. Tres padres, y tres hijos, en la que nada es lo que parece, equiparados por las circunstancias, por la presión del momento y donde los comportamientos vienen dados por su forma de ser, por su propia naturaleza, desprovistos ya del escudo del «status», en el marco de la ciudad de Sevilla. Y sobrevolando todo ello, el peso de las redes sociales.
Sin embargo el guión falla, se enreda en su propia tensión, en su propio laberinto. Está claro que sabe cual es el final que quiere y los pasos intermedios, incluso el lenguaje para contarlo; pero para llegar a ellos, busca el efectismo, la ocultación e incluso la manipulación, traicionando la naturaleza de los personajes. Y somos testigos de una manera de resolver conflictos como siempre, clásica de machos silenciosos, de testosterona, de violencia y abuso; y de sus consecuencias.
«A mi hijo no se le toca. No se le toca!. Sagrao!»
MÁS INFORMACIÓN
Web oficial: –
IMDb: http://www.imdb.com/title/tt7807026/
FilmAffinity: http://www.filmaffinity.com/es/film469434.html