FICHA TÉCNICA

País: Suiza
Dirección: Barbet Schroeder
Fotografía: Victoria Clay Mendoza
Reparto: Ricardo Cavallo
Género: Documental
Año: 2023
Duración: 106′

SINOPSIS

Una invitación a sumergirse en la historia de la pintura pero también a explorar la vida de este hombre que siempre ha estado totalmente comprometido, hasta el punto de transmitir su pasión a los niños de su aldea, con sencillez y humildad.

TRAILER

NUESTRA OPINIÓN

Al hilo del seguimiento del trabajo y de la forma de vida del pintor argentino afincado en Francia, Ricardo Cavallo, el director francés Barbet Schroeder (‘Général Idi Amin Dada: Autoportrait’, 1974; ‘Koko, le gorille qui parle’, 1978; ‘Charles Bukowski par Barbet Schroeder’, 1985; ‘Barfly’, 1987; ‘Single White Female’, 1992; ‘Le vénérable W.’, 2017) nos propone una mirada al arte y al artista, como forma de comprender y entender el mundo.

Alejada de la aproximación más experimental y «de autor» que hizo Víctor Erice al trabajo del pintor Antonio López en la magnífica ‘El sol del membrillo’ (1992), plantea una aproximación documental más directa, participando del mismo, mostrando el artefacto narrativo y manteniendo la forma documental. Ya existe un documental sobre el pintor, de la directora francesa Isabelle Rèbre, de 2013, ‘Ricardo Cavallo ou le Rêve de l’Épervier’, centrado en la introducción de la figura humana en su obra, que pinta fundamentalmente la naturaleza, como los impresionistas a los que admira, «au plein air» (al aire libre).

La película es un homenaje, más al hombre, al artista, que a su obra. Un hombre entregado plenamente al arte. Nos lo presenta caminando entre acantilados, descendiendo entre enormes rocas, y penetrando en una gruta, con su equipo de pintura a cuestas. Un pintor con espíritu clásico, muy cercano a los impresionistas y a las vanguardias que les siguieron: el uso de los colores puros, el uso de formas geométricas, la búsqueda de la luz. Habla de Delacroix, de Monet, de Van Gogh, pero también de Cézane y Picasso. Un artista sencillo, ascético, monástico, con manchas de pintura, que anota en su mano el ritmo de las mareas: frugal en el comer (come arroz siempre) y dormir (acostumbrado a dormir en el suelo, duerme con las ventanas abiertas todos los días del año), toda su energía, desde los 13 años, se ha volcado en la creación artística, en el arte.

La primera parte se centra en el trabajo que el pintor está realizando desde una cueva de los acantilados de St Jean du Doigt, desde sus primeras aproximaciones sin éxito al asombroso trabajo final. Ricardo trabaja a pie de motivo, y después recompone los paisajes sobre planchas de madera que él mismo ensambla, construyendo una obra que «como una serpiente que se muerde la cola» parece no tener ni principio ni fin, pudiendo tener múltiples visiones, según como recompongas las planchas. Poco a poco va intercalando elementos de su vida, entendiendo a la persona y sus motivaciones, en la región del Finisterre Francesa: su día a día, su trabajo en la escuela de arte que ha creado, llena de libros de pintura y donde los alumnos de manera gratuita pueden aprender a pintar. La idea de la escuela para crear artistas, porque el arte es un arma para afrontar el mundo y la pintura una forma de entenderse.

Cuenta el pintor que la visita junto con sus padres del Museo del Prado en 1978, y la contemplación de ‘La fragua de Vulcano’ (Diego Velázquez, 1630) supuso una revelación, cambiándole la vida y planteándole muchas preguntas. Así como señala el arte como una forma de vida, una vida personal que discurre en paralelo a la historia del arte, el artista va incorporando ideas sobre la Historia del Arte. Observamos imágenes de las pinturas rupestres de las Cuevas de Lascaux; nos habla de la pintura y escultura griega, y su importancia; de la consideración de los pintores y escultores como artesanos y no como artistas. También habla de la importancia de Caravaggio, de la figura de Goya y de su amor por Velazquez, y en especial su cuadro de ‘Inocencio X’ (1650).

Una vez que nos presenta el cuadro de los acantilados, nos habla de la pintura de los árboles y vemos la ubicación de uno de sus cuadros en una bodega. Un artista de creciente vinculación con la naturaleza, y progresiva huida del ruido de la ciudad, de la gente en general y sobre todo de los círculos artísticos. Viajamos a su estudio de soltero en París, y vamos descubriendo sus obras iniciales, sus orígenes, hablando con amigos y galeristas, volvemos a sus lugares de trabajo, a los museos y entendemos su huída a la Bretaña.

Podría ser un complemento magnífico, además del mencionado de Erice, a los documentales ‘Cave of Forgotten Dreams’ de Werner Herzog (2010), curiosamente sobre las pinturas rupestres de Lascaux y el arte parietal, y la aproximación a las motivaciones del arte de Carlos Saura en su documental póstumo ‘Las paredes hablan‘ (2022)

La película, igual que la pintura, tiene un movimiento circular, cerrando en la cueva en la que lo iniciamos, pero dejándole dentro de ella pintando. Como dice Ricardo «el cuadro es una cuestión de vida o muerte», y queda claro a la vista de su forma de vida.

«Remember to live»

MÁS INFORMACIÓN

Web oficial: https://filmsdulosange.com/film/ricardo-et-la-peinture/
IMDb: http://www.imdb.com/title/tt28300011/