FICHA TÉCNICA

País: Chile
Dirección: Maite Alberdi
Guión: Maite Alberdi
Fotografía: Pablo Valdés
Reparto: –
Género: Documental
Año: 2020
Duración: 84′

SINOPSIS

Sergio es un espía chileno. O algo parecido. Al menos, se le ha ofrecido este trabajo después de un casting organizado por el detective Rómulo, un investigador privado que necesita a un topo creíble para infiltrarse en un hogar de jubilados. La cliente de Rómulo, una hija de una residente, sospecha que su madre podría estar siendo maltratada, por lo que le contrata para descubrir qué es exactamente lo que está sucediendo en la residencia. Sergio, sin embargo, tiene 83 años y no es precisamente el agente 007, por lo que no le resulta nada fácil aprender a manejar la tecnología y la metodología de espionaje. Mientras trata de recolectar pruebas, Sergio entabla amistad con algunos de los jubilados y se da cuenta que la supuesta terrible verdad que buscaba no tiene absolutamente nada que ver con lo que tanto él como Rómulo habían sospechado.

TRAILER

NUESTRA OPINIÓN

«¿Agente doble? Ya, me lo va a explicar, por favor.»

Cuando hablamos de «agente topo», imaginamos espías infiltrados tras las líneas enemigas, ya sean de pura acción, como el James Bond de Ian Fleming, o de corte más clásicos y estratégico, como los de John Le Carré. En el caso de ‘El agente Topo’, última película-documental de la directora chilena Maite Alberdi, el topo (Sergio Chamy) está más cerca del Inspector Clouseau, del Inspector Gadget, del «Superagente 86» o incluso de nuestro patrio Anacleto: agente secreto, pero con 83 años. Como aquellos, también necesita un equipo de gadgets para infiltrarse y espiar una residencia de ancianos. Un móvil, unas gafas y un boli con cámara, muy alejados de aquellos que «Q» desplegaba en los sótanos del MI6 para 007. El proceso de aprendizaje para el uso de la cámara, enviar mensajes de voz por WhatsApp y grabar en plano, son de los momentos más divertidos, extraños y bizarros de toda la película.

Y es que la película está en continua evolución, con un giro de guión emocional, no sólo temática, sino también formal. Un inicio que usa los códigos de las películas de detectives privados, de cine negro (encuadres, sombras, música) con forma de ficción tradicional, para progresivamente combinarlos y sucumbir, en última instancia, al documental observacional de contenido social. Y en ese tránsito pasamos de un tono divertido, de comedia, a un tono más social, más emotivo y profundo. Maite Alberdi juega magníficamente entre las líneas que separan el documental de la ficción, ensanchando e integrando conceptos, temáticas y tonos.

El agente topo vendría a ser el anti-espía, aunque no exento de peligros, entre el desayuno, actividades, amores, amistad y fiestas de cumpleaños. A través de Sergio, y su incapacidad para ser topo, y a través de su capacidad de escucha y empatía, penetramos el concepto de «tercera edad» para descubrir la individualidad de las personas que habitan la residencia: la mujer que lleva dentro 25 años, la que escribe poemas, la que quiere escapar a toda costa inventando diversos métodos, la dispuesta a enamorarse, o la que afectada por Alzheimer llora cuando le presentan fotos de su familia, que no van a visitarla. Personajes que además de la medicación, y el cuidado médico, necesitan ser escuchadas, hablar con alguien, cariño y esperanza. Sergio se convierte así en un confidente, en un aliado de sus entrañables compañeras, mientras trata de cumplir su misión.

La película funciona, desde la sensibilidad y la comedia, como llamada de atención al abandono, y la soledad de los mayores. En un mundo donde la esperanza de vida está en aumento, la sociedad no parece estar preparada para tener personas que todavía quieren aprender, abiertos a nuevas experiencias y a sentirse útiles. Y esa situación se produce tanto para los que están en sus casas y atienden el anuncio en el periódico en busca de experiencias, como los que están en las residencias, esperando que pase algo.

Una película-documental que cobra más sentido en la reciente pandemia, con las limitaciones que ha traído consigo, y que ha provocado la muerte de muchos, demasiados, de nuestros mayores, en casas, residencias y hospitales, sin poder despedirse ni ser despedidos, sin recibir el cariño de sus seres queridos. Y en este sentido, visto también durante la pandemia, transita por la película-documental, una cierta idea de buscar culpables en lo que nos ocurre (la hija que pide investigar a la residencia donde se encuentra su madre), en vez de mirar si quizá también la culpa es algo nuestra. La búsqueda creciente de una responsabilidad social o institucional, que contrasta con la escasa responsabilidad individual.

Una historia coral, un micromundo, que transmite de manera original, una profunda reflexión sobre el estilo de vida de los ancianos hoy en día, desde las experiencias individuales.

«Un amigo que, yo no tengo amigos. Ahora tengo uno.»

MÁS INFORMACIÓN

Web oficial: –
IMDb: http://www.imdb.com/title/tt11394298/
FilmAffinity: http://www.filmaffinity.com/es/film330011.html