FICHA TÉCNICA
País: Estados Unidos
Dirección: Todd Haynes
Guión: Matthew Carnahan, Mario Correa, Nathaniel Rich (Artículo: Nathaniel Rich)
Fotografía: Edward Lachman
Reparto: Mark Ruffalo, Anne Hathaway, Tim Robbins, Bill Pullman, Victor Garber, Bill Camp, William Jackson Harper, Mare Winningham, Kevin Crowley, Trenton Hudson, Marc Hockl, Lyman Chen, Courtney DeCosky, Scarlett Hicks, Lea Hutton Beasmore, Denise Dal Vera, Louisa Krause, Daniel R. Hill, Chaney Morrow, Lisa DeRoberts, Brian Gallagher, John Newberg, Wynn Reichert, Tera Smith, Tyler Craig, Barry G. Bernson, Amy Morse, Jeffrey Grover, Teri Clark
Género: Drama
Año: 2019
Duración: 126′
SINOPSIS
Inspirada en una impactante historia real, un tenaz abogado (Mark Ruffalo) descubre el oscuro secreto que conecta un número creciente de muertes inexplicables con una de las corporaciones más grandes del mundo. En el proceso, arriesga todo: su futuro, su familia y su propia vida, para sacar a la luz la verdad.
TRAILER
NUESTRA OPINIÓN
«They have all the money, all the firepower, and they’ll use it. I know, I was one of them.»
En 1998, John Travolta interpretó, junto a Robert Duvall, el papel de un abogado que se enfrentaba a una gran empresa química por vertidos que causaban leucemia a los habitantes de un pueblo, en ‘Acción civil’. Esta película, con un punto de partida similar al de ‘Aguas oscuras’, venía a sumarse a los dramas judiciales con elementos de thriller, herederos de las adaptaciones de los libros de John Grisham, que poblaron aquella década. Pero la última película de Todd Haynes, muy acertadamente, bebe de las aguas de las películas conspiranoides de los años 70, de los Alan J Pakula y cía., de las películas de confidentes e informantes, como la magnífica ‘The informer’. Una película que trasciende la política, la empresa y el sistema judicial, para dibujar una línea tonal, que separa clases y estratos sociales, económicos, de formación e incluso familiares.
Basado en el artículo de Nathaniel Rich en The New York Times Magazine, «The Lawyer Who Became DuPont’s Worst Nightmare«, lo de menos es el resultado judicial, lo de más es el viaje de descubrimiento de Rob Bilott (Mark Ruffalo) y el peaje familiar, social y profesional, que supone. Un viaje de descubrimiento de un sistema implantado por las empresas, y sus directivos y asesores, que quieren aprovecharse de los mecanismos, de las grietas del sistema, de gobiernos cautivos, por acción o por omisión, prisioneros de las empresas, y que en el fondo encierran también a los propios ciudadanos que, si quieren mantener el trabajo, tienen que aceptar lo que sea.
Y para mostrarnos todo ese intrincado mundo de intereses contrapuestos, que se expanden como químicos, penetrándolo todo, de manera invisible, Haynes y Edward Lachman, optan también por la sutilidad. A través de la paleta de colores, del encuadre, desde el primer momento definen personajes, y lugares, estratos sociales y económicos, incluso posicionamientos morales. Y es desde la primera escena que se definen el tono y la textura de lo que va a ser la película. La selección de unos colores, desaturados, basados en el azul, que transita por el verde y fundamentalmente los naranjas y amarillos, con una cierta textura granulada acorde con el momento histórico. Un azul que en ocasiones presenta matices apocalípticos, oscuros y pesimistas. La paleta cromática define a los personajes y su entorno. Por una lado los azulados y los exteriores en West Virginia, zona rural, de menor nivel económico y cultural. Por otro, los amarillos artificiales, de la ciudad, de Cincinnati, de los interiores de las salas de reuniones, de las conferencias y las fiestas, de los tribunales, donde se mueven las élites económicas y políticas.
Y como puente entre ambos mundos, aislado, Rob. Magnífica la presentación del personaje, primero en un picado, conduciendo su coche entre un laberinto de inmensos edificios, de calles vacías; y después oculto, como una sombra imperceptible, entre la maraña de lineas verticales que forman los estores de la sala de reuniones. Un personaje escondido a plena vista y a la vez atrapado. Una actuación que desde el primer momento nos define al personaje con esa posición encorvada, sumisa, que muestra una cierta incomodidad, tratando de ocultarse frente al resto de abogados orgullos, ocultándose de su pasado y de sus raíces. Unos edificios de largos pasillos, esquinas, columnas y sombras, salas de reuniones triangulares. De nuevo un picado nos muestra al abogado solo, aislado, entre cajas y cajas de información.
Una película sólida, muy clásica en su planteamiento. A medida que la historia se abre, se hace más evidente que su mundo, su soporte vital y emocional, se hace más pequeño, la presión es mayor, y también lo es el miedo y la paranoia. La bíblica lucha de David contra Goliat, el sacrificio, en la búsqueda de la justicia, sin importarle las consecuencias. Porque es un viaje judicial, pero también moral y ético, creyendo que ante la verdad, el mundo trataría de ponerle fin. Espera lo mejor de la humanidad. Y ya se sabe que el que espera, desespera. Así frente a la tozuda realidad, y las pruebas; el tiempo, el dinero y el poder está en mano de las corporaciones. Los años pasan, la desesperación y el hastío hacen mella, y con ellos los cambios en la relaciones personales y profesionales.
Junto con el magnífico casting de secundarios: Bill Camp, Anne Hathaway, Tim Robbins, Bill Pullman, Victor Garber…, destaca la música original de Marcelo Zarvos, creando una tensión latente, entre la emoción y el suspense, usando un piano. Y la elección de dos canciones perfectas: «Take me home, country roads» de John Denver y «Won’t Back Down» interpretada por Johnny Cash. Toda una declaración de intenciones.
«The system is rigged! They want us to think it’ll protect us. We protect us! We do!»
MÁS INFORMACIÓN
Web oficial: https://www.focusfeatures.com/dark-waters
IMDb: http://www.imdb.com/title/tt9071322/
FilmAffinity: http://www.filmaffinity.com/es/film985274.html