Da cven vicekvet (Solo nos queda bailar / And Then We Danced)

0 Creado por el Vie, 07 febrero 2020, 12:16

'Da cven vicekvet' (Solo nos queda bailar / And Then We Danced), en Histerias de Cine

FICHA TÉCNICA

País: Suecia / Georgia
Dirección: Levan Akin
Guión: Levan Akin
Fotografía: Lisabi Fridell
Reparto: Levan Gelbakhiani, Bachi Valishvili, Ana Javakishvili, Giorgi Tsereteli, Tamar Bukhnikashvili, Marika Gogichaishvili, Kakha Gogidze, Levan Gabrava, Ana Makharadze, Nino Gabisonia, Mate Khidasheli, Aleko Begalishvili, Nia Gvatua, Lucas Hesling, Ketie Danelia, Giorgi Aladashvili
Género: Drama
Año: 2019
Duración: 106′

SINOPSIS

Merab lleva ensayando desde que era muy joven en la Compañía Nacional de Danza de Georgia con su pareja de baile, Mary. De repente, su vida da un vuelco cuando aparece el despreocupado y carismático Irakli y se convierte en su rival más poderoso, pero también en su mayor objeto de deseo. En una atmósfera conservadora, Merab se enfrenta a la necesidad de liberarse y arriesgarlo todo en el empeño.

TRAILER

NUESTRA OPINIÓN

«La danza georgiana está basada en la masculinidad. No hay sitio para la fragilidad»

'Da cven vicekvet' (Solo nos queda bailar / And Then We Danced), en Histerias de Cine

‘Saturday Night Fever’, pasando por ‘Footloose’. ‘Flashdance’, ‘Dirty Dancing’, ‘Billy Elliot’ y ‘Full Monty’ e incluso ‘Black Swan’. El baile, dejando a un lado los musicales, ha venido siendo, desde los años 70, un modo de expresión para romper barreras culturales, sociales y económicas.

'Da cven vicekvet' (Solo nos queda bailar / And Then We Danced), en Histerias de Cine

La tercera película de Levan Akin, director sueco de origen georgiano, se centra en el baile, en concreto el baile georgiano, que constituye uno de los pilares culturales e identitarios del país. El baile como reflejo de la tradición, del conservadurismo, «la sangre del pueblo georgiano», y que ha constituido un elemento sustancial en la cinematografía de Georgia. «No hay sexo en la danza» dice el profesor, que distingue entre la pureza y virginidad de la mujer, frente a la masculinidad y la fuerza del hombre: clara definición de roles, en trajes de baile blancos y negros. Una dualidad que es reflejo del conflicto entre tradición y modernidad, y la lucha para tratar de mantener tu propia identidad, tu propio ser, en una cultura que no te acepta, que no evoluciona. Un conflicto que en lo político busca la apertura al Este, a Europa, frente a la tradición y control, del Oeste, de la antigua URSS (de la que se independizó políticamente en 1991). La rigidez de las tradiciones frente a la apertura de los más jóvenes, división generacional, silencio, miedo, tabúes y violencia.

'Da cven vicekvet' (Solo nos queda bailar / And Then We Danced), en Histerias de Cine

La película destaca tanto en el apartado interpretativo, como el cinematográfico. En el primero porque la película conjuga magníficamente actores profesionales y amateurs. Y entre estos últimos, Levan Gelbakhiani, un joven bailarín al que el director encontró por Instagram y que se muestra en pantalla con una enorme frescura y verosimilitud, dotando a su personaje Merab, de matices, de fuerza y delicadeza, de energía y sutileza, logrando transmitir el conflicto interno y la pasión torpe del primer amor. La llegada de Irakli (Bachi Valishvili) a la compañía de baile, añade un vértice en la relación amorosa-infantil con su compañera Mary (Ana Javakhishvili), siendo aquel a la vez su rival en el baile y objeto de su amor. Pasamos de la presión de las clases y del día a día familiar y profesional, a la libertad de las discotecas y del campo. Y es aquí donde se expresa el amor, mediante el cortejo, sensual, de comunicación silenciosa, de miradas y contactos furtivos, bailando sentimientos y deseos.

'Da cven vicekvet' (Solo nos queda bailar / And Then We Danced), en Histerias de Cine

La delicada cinematografía de Lisabi Fridell, constituye el otro pilar en el que se apoya la película, a través del encuadre y del color. El encuadre de los protagonistas, que se encuentran y se separan en primeros planos y multiescalas, desenfoques y reflejos que los unen y separan; planos medios, que muestran la tensión de la violencia de los cuerpos bailando. La fuerte presencia de los colores cálidos, naranjas y rojos, a través del vestuario, de las luces, como pasión latente que dota de un cierto tono romántico, y que parece romper visualmente (de menos a más) la división, la tradición de las fronteras del blanco y negro del baile. Como paradigma visual de esa fragmentación, destaca un largo travelling que atraviesa las estancias de una casa en la celebración de una boda, y que pone en evidencia, todas las contradicciones de la sociedad georgiana, condensando en una escena la tensión y el conflicto, y que sin embargo sale por la ventana en una solución narrativa tan conservadora como la de la sociedad que critica. Y es que quizá sea en el apartado argumental, donde la película tropieza con los tópicos de un «coming of age», de un descubrimiento del amor homosexual, que nos suena repetido en otros contextos, en otros lugares, donde lamentablemente también la represión se ejecuta no solo en el rechazo, pero con el asesinato. Y sea quizá por ello mismo, como mecanismo de denuncia, este tipo de películas sea oportuno y siempre necesarias. Un viaje individual de su masculinidad, de su propia identidad, que culmina con un baile que trata de mostrar la rebelión contra el «status quo», en un final potente y agridulce, en el que la corporeidad del baile resuena aún tras el fundido a negro final.

MÁS INFORMACIÓN

Web oficial: –
IMDb: http://www.imdb.com/title/tt8963708/
FilmAffinity: http://www.filmaffinity.com/es/film544035.html

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