FICHA TÉCNICA
País: Irlanda
Dirección: David Freyne
Guión: David Freyne
Fotografía: Ruairi O’Brien
Reparto: Fionn O’Shea, Lola Petticrew, Sharon Horgan, Barry Ward, Simone Kirby, Evan O’Connor, Ian O’Reilly, Emma Willis, Anastasia Blake, Lauryn Canny, Shaun Dunne, Adam Carolan, Peter Campion, Ally Ni Chiarain, Tara Flynn, Arian Nik, Andrew Bennett, Karl Rice, Shauna Higgins, Dillon Potter Stapleton, Hannah O’Reilly
Género: Drama
Año: 2020
Duración: 92′
SINOPSIS
En la Irlanda de los años 80, los mejores amigos Eddie (O’Shea) y Amber (Petticrew) fingen ser pareja para alejar los rumores sobre su orientación sexual que corren por el instituto.
TRAILER
NUESTRA OPINIÓN
«And we can be happy»
El director y guionista irlandés David Freyne abandona el terror de su ópera prima, y se desmarca con una comedia dramática de «coming of age» y «coming out», con elementos autobiográficos, en un contexto rural de fuerte presencia militar. Freyne traslada la comedia americana de adolescentes de instituto al mundo gay irlandés.
Quizá lo más novedoso de esta película honesta y sencilla, sea el encuentro y la amistad de dos personajes gays, masculino y femenino, Eddie (Fionn O’Shea) y Amber (Lola Petticrew), que funcionan como espejo, referente y apoyo para mostrar dos viajes personales en la búsqueda uno mismo, diferentes maneras de aproximarse a «salir del armario».
Magnífica la metáfora del encuentro inicial de los dos protagonistas y que viene a definir el desarrollo de los personajes: en un cruce de caminos, una bifurcación, Eddie avanza por un camino en bicicleta y con cascos hacia una zona de maniobras militares con fuego real, ajeno al mundo pero yendo de cabeza hacía él; mientras ella viene por el otro camino en dirección contraria, mirando con desdén esos «juegos de guerra», ese mundo militarizado y masculino, mientras pronuncia «fucking idiots» («malditos idiotas»).
La película se vertebra a través de esa magnífica historia de amistad, en busca de la aceptación de su condición sexual, en un mundo que les ridiculiza y rechaza, y que se concentra en el instituto, como micromundo. La solución inicial es pasar desapercibidos, integrarse, haciéndose novios, lo cual genera una inmensidad de situaciones de torpeza y comicidad sobre lo que se supone que es masculino y femenino, sobre lo que los demás esperan de ellos y de su relación. Porque, en definitiva, el mundo que nos presenta es un mundo de apariencias y falsedades, hipócrita: católicos pero practicando sexo a la menor ocasión, familias aparentemente felices que no lo son, violencia para ocultar los miedos, embarazos no deseados,… Muy destacable la manera de presentar el contexto sociopolítico al inicio de la película mediante el sonido, sobre el fondo negro de los títulos, sin imágenes, donde se oyen canales hablando de sodomía, divorcio, religión,…
Pero ese mundo exterior interesa mucho menos, trazos gruesos y situaciones que buscan una cierta comicidad sobre sexo y estereotipos, demasiado reiteradas, más próximas a una sitcom. Es cierto que puede funcionar como mundo extraño, en ocasiones surrealista, de testosterona, sexo, religión y violencia, que sirve como prueba de un mundo al que no pertenecen. Y como contraste, destacan los momentos de escapismo: Dublín, el mar, el pequeño bosque, la discoteca, los paseos, los momentos de confidencias, donde pueden ser ellos mismos, donde incluso, como en un sueño, pueden abrazarse a una cantante trans vestida de hada madrina mientras suena ‘You can depend on me’.
Cinematográficamente es una película muy correcta, el uso de los colores en la discoteca o en la conexión del vestuario de los protagonistas, una banda sonora «brit-pop», el uso de cenitales sobre los personajes, sobre su mundo interior ajeno al resto, la creciente presencia de los espacios naturales, o el primer plano en oposición, mirando una tira de fotomatón, mientras se escucha un suspiro en la oscuridad.
Como decimos, la película se sostiene en la definición de los personajes principales, ella mucho mejor dibujada que él, y en la química de los actores. Dos personajes, absolutamente diferentes, conectados en lo más sustancial, con el peso de la figura paterna ausente, buscando una forma de aceptación personal y de relación con el mundo: huir o aceptarse. Huir hacia el exterior en busca de «pastos más verdes» o interiormente, fingiendo, hacia la infelicidad y la violencia. Porque no todo el mundo tiene la fuerza para aceptarse, sin importar lo que piensen los demás. Y son en esas decisiones donde radica el conflicto, donde surgen los momentos más emotivos, y también alguno lacrimógeno. Personalmente, me resultan especialmente emocionales, el esfuerzo de los padres por amar a sus hijos, sin entenderles, incondicionalmente, tratando de superar no solo las presión social, la cultura y la tradición, sino también sus propias limitaciones y el peso de la herencia familiar.
Y es que la búsqueda de un lugar, de tu propio lugar en el mundo, no es territorio exclusivo de ningún grupo, y por desgracia de una época concreta. La búsqueda del amor y la aceptación es una constante universal. Todos somos un poco Amber o Eddie, o ambos.
«You can say it. Gay. I’m gay. You’re gay. We’re gay. Two big gays.»
MÁS INFORMACIÓN
Web oficial: –
IMDb: http://www.imdb.com/title/tt7886936/
FilmAffinity: http://www.filmaffinity.com/es/film766252.html