Cinq hectares

0 Creado por el Jue, 17 agosto 2023, 10:57

'Cinq hectares', en Histerias de Cine

FICHA TÉCNICA

País: Francia
Dirección: Émilie Deleuze
Guión: Marie Desplechin, Émilie Deleuze, Patricia Mazuy
Fotografía: Nathalie Durand
Reparto: Lambert Wilson, Marina Hands, Laurent Poitrenaux, Lionel Dray, Anne-Lise Heimburger
Género: Comedia
Año: 2023
Duración: 94′

SINOPSIS

¿Qué hace que un hombre que lo tiene todo ponga en peligro su comodidad, su carrera y su relación? Una pasión, tan ardiente como fresca, por cinco hectáreas de tierra en la región de Limoges. Pero la tierra hay que ganársela, sobre todo cuando uno viene de la ciudad. Y así, Franck se embarca en la búsqueda de su propio Santo Grial. Necesita un tractor.

NUESTRA OPINIÓN

'Cinq hectares', en Histerias de Cine

«El tractor es tu droga, ¿no?»

¿Cómo afronta un urbanita una crisis vital? Podría ser comprando una casa de campo con 5 hectáreas de pasto (que vienen a ser 5 campos de fútbol profesionales).

La directora francesa Émilie Deleuze (‘Peau neuve’, ‘Mister V.’ o ‘Jamais contente’), en su cuarto largometraje, nos ofrece una comedia rural ligera, muy ligera, sobre el tránsito de la ciudad al campo, sobre la búsqueda de la felicidad, la necesidad de adaptación, y también de aceptación. Un viaje opuesto al de Paco Martínez Soria en ‘La ciudad no es para mí’ (Pedro Lazaga, 1966), sirve para ofrecer una mirada buenista, optimista y liberadora a la ruralidad, que sin embargo deja entrever de manera anecdótica algunos de sus problemas, la burocracia abusiva de «Bruselas» y las dificultades para sacar adelante los proyectos. Por momentos pareciera la cara amable de ‘As bestas’ (Rodrigo Sorogoyen, 2022).

Liderando el escaso casting, Lambert Wilson, como Franck, científico y urbanita, sesentón, que investiga la formación de las células del cerebro usando peces, y poco a poco se ve atraído por el mundo del campo. Un personaje racional, intelectual, que en cierta manera se cree superior, y que enfrenta un mundo de costumbre, de buena vecindad, de acuerdos cerrados con un apretón de manos, de compartir. Un personaje definido por la necesidad de llevar un mapa, tener un destino, un rumbo trazado, y un camino bien definido. Un viaje desde la apariencia, la complejidad, el aislamiento, a la simpleza, a lo básico, pero trayendo las complicaciones del mundo urbano. Científico durante la semana y granjero en su tiempo libre.

'Cinq hectares', en Histerias de Cine

La libertad, el campo como meta, escapar de las probetas y los laboratorios, dejar los guantes, las medidas y protocolos, para ensuciarse las manos y encontrarse, de manera más o menos amigable, con el mundo en formación. Dejar a un lado el entendimiento y vivir, la razón y la emoción y la sensualidad. Un viaje de descubrimiento íntimo, donde la solución pasa por tener un tractor: el tractor es la respuesta para pertenecer, para formar parte. No importa si necesitas o no el tractor, o para qué lo necesitas; es un símbolo de estatus social y de freno de las aspiraciones del vecino. El resto de personajes Marina Hands, Laurent Poitrenaux y Lionel Dray, deambulan con mayor o menor presencia, limitándose en su mayoría a ser comparsa y punto de apoyo para que Franck consiga su sueño.

La película transita con algunos momentos de humor reseñables, hasta el momento de la ruptura, del punto de no retorno, que la directora representa en cuatro planos: frontal de ellos juntos en el coche/frontal de ella sola/dorsal de primerísimo primer plano de él/plano a través de la ventana del pasaje atardeciendo/plano trasero de un avión despegando hacia el horizonte atardeciendo. Una separación emocional, en cuanto a sus deseos; y física, porque ella se va 5 días a Manila por trabajo (es azafata).

Y a partir de ese momento, se inicia una roadmovie, estilo de ‘The straight story’ (Lynch,1999), de búsqueda de sí mismo, de inmersión en la ruralidad, en el «slow way of life», de carreteras secundarias y recodos, de siestas al borde de los caminos bajo los árboles, de ríos y campos, y de gentes, en un viaje de 100 km en tractor, su tractor. Un viaje que le lleva a encuentros, y también enfrentamientos, a ensuciarse de vida (acostumbrado a la vida aséptica del laboratorio): con un representante, con un autoestopista, con un vecino al que ayuda a remolcar su coche, una mujer mayor que le presta gasolina, y otra que le da comida y calor. El cielo de nubes, la sombra de los árboles se reflejan en el parabrisas del tractor, sobre su rostro en primer plano, en una metáfora de la naturaleza tomando el control de la cabeza; para finalmente sumergirse plenamente, física y emocionalmente, en ella. Primero un baño y después con un baile ritual, ancestral, bajo la luna, lisérgico y liberador, acentuado por una cámara en mano, granulosa, y con efecto de movimiento continuo.

'Cinq hectares', en Histerias de Cine

El uso del sonido, de las atmósferas sonoras, se une a la música para componer el necesario apoyo emocional, espiritual, de ese viaje. La mosca que se oye en una reunión en silencio, el sonido de vacas cuando llega un correo, los sonidos del agua y los árboles, búhos y ovejas y la tormenta, una primera simbólica del enfrentamiento y la real. Las canciones de Bobbi Gillespie, a modo de musical, definen el estado anímico del personaje, con un punto de country rock, tan apropiado a la situación.

Una película sencilla, que se sostiene en el retrato de una crisis de identidad a través de ese viaje en tractor de 100 km hasta el hogar, aunque solo sea para llegar: el viaje es el destino.

«Out in the country I didn’t know a man could be so free.»

MÁS INFORMACIÓN

Web oficial: –
IMDb: http://www.imdb.com/title/tt21150490/
FilmAffinity: –

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