La última película del prolífico director neoyorquino Abel Ferrara, propone una radiografía del desconcierto político-social actual, revirtiendo los códigos del thriller conspiranoico y apocalíptico. Y así nos presenta lo que parece ser un ejercicio de catarsis personal, de psicoterapia audiovisual, de los momentos vividos durante la pandemia. Parece un diálogo interior (los dos personajes interpretados por Ethan Hawke), una lucha con los propios pensamientos en la oscuridad de la noche, en una azotea, asediado por militares...
