La quinta película de Céline Sciamma nos presenta un coming of age sobre la aceptación de la muerte, sobre la imposibilidad de despedirse, que funciona en varios niveles. Una película mágica, que juega con lo fantástico, cercana al realismo mágico, para hablar de los miedos, de la soledad desde el punto de vista de un niño, y mirando a los ojos del niño...