FICHA TÉCNICA

País: España
Dirección: Carolina África
Guión: Carolina África
Fotografía: Kiko de la Rica
Reparto: Carmen Machi, Bárbara Lennie, Victoria Luengo, Beatriz Grimaldos, Lola Cordón, Irene Escolar, Antonio Resines, Silvia Marsó, Nacho Fresneda, Vega Bosque, Santi Marín
Género: Comedia
Año: 2024
Duración: 97′

SINOPSIS

En el hogar de Teresa (Machi), lugar que será el punto neurálgico donde confluirán sus hijas (Lennie, Luengo, Escolar y Grimaldos) y su suegra (Cordón), una nonagenaria con demencia senil que vive bajo su cuidado. Las hijas coincidirán con su madre y su abuela en una reunión familiar en el hogar para conmemorar el aniversario de la muerte del padre. Las distintas personalidades de las hermanas -la cuidadora, la rebelde, la alocada, la aventurera y a la vez ausente- serán el detonante de múltiples conflictos, que provocarán que las protagonistas choquen entre sí y lidien a su vez con sus propias frustraciones, miedos y anhelos.

TRAILER

NUESTRA OPINIÓN

«Dios, danos la gracia del querer; porque querer es poder»

Carolina África debuta en el cine adaptando su propia obra teatral homónima, conservando la esencia de su propuesta original: un retrato colectivo, o más bien un tableau, en el que cada panel parece representar distintas facetas femeninas dentro de la estructura familiar; a la vez que analiza las complejas dinámicas familiares. Todo ello, a través de un universo visual y emocional que desentraña los vínculos familiares y las heridas de la infancia, en una atmósfera que no deja de ser cálida y llena de esperanza.

Con un enfoque eminentemente femenino y sin pretensiones de responder a grandes cuestiones, África explora los roles que la sociedad ha impuesto históricamente a la mujer, mostrando las contradicciones y la evolución de estos, a través de la relación de una familia integrada por Teresa (interpretada con autenticidad por Carmen Machi), sus cuatro hijas, Carmen (Bárbara Lennie), Paloma (Victoria Luengo), Alicia (Beatriz Grimaldos) y Noelia (una puntual y virtual, Irene Escolar) y su suegra nonagenaria (Lola Cordón). Cada hermana, desde sus propios rasgos y peculiaridades, encarna un aspecto de la femineidad etiquetada por la sociedad: la cuidadora, la rebelde, la alocada y la aventurera; y, entre ellas, a modo de sujetalibros, la madre y la abuela, que representan una cierta tradición. La directora nos muestra cómo estas facetas se entrecruzan, colisionan y también se complementan, conformando una estampa universal de las relaciones familiares y de los estereotipos impuestos a las mujeres.

La directora sabe aprovechar los recursos del cine para complementar una historia teatral, eminentemente de personajes y diálogos. Así, el diseño visual destaca por su tratamiento de la luz y el color, que refuerzan ese tono nostálgico y de intimidad que predomina en la historia, optando Kiko de la Rica por una iluminación naturalista y cálida, con tonalidades tierra y pasteles que emulan la atmósfera de una casa antigua, cargada de recuerdos. Un juego entre luces y sombras que crea una atmósfera familiar y acogedora que, sin embargo, guarda un trasfondo de tensión y temas no resueltos. La paleta de colores, en su sobriedad, destaca la evolución (o la falta de ella), que se produce entre las diferentes generaciones: las hijas quieren romper ciertos patrones mientras su madre y abuela los encarnan, quizá de manera inconsciente. Si bien se utilizan los exteriores, en tonos azul verdosos, se utilizan como escape y contexto, pero es el hogar, la casa, iluminada con una luz tenue que en ocasiones deja entrever las imperfecciones de las paredes y muebles desgastados, la que funciona como metáfora del desgaste emocional y de las dinámicas familiares a las que cada personaje aporta su propia sombra y luz. La cámara se mantiene en gran parte de la película cerca de los personajes, en planos cerrados, íntimos y sostenidos, con sutiles movimientos de cámara que refuerzan la proximidad física entre ellas; centrada en los pequeños gestos y miradas, tratando de capturar momentos furtivos y genuinos, que revelan sus vulnerabilidades y tensiones. En las pocas escenas en las que la cámara se aleja, parece querer recordarnos la distancia emocional que a veces separa a las hermanas, enfatizando la fragmentación y el conflicto. Especialmente en las secuencias finales, a través del montaje, se articula una coreografía en la que las mujeres parecen comunicarse entre sí, aunque cada una esté inmersa en sus actividades individuales, acentuando la conexión invisible que, pese a todo, las une, en una suerte de amor y respeto mutuo que trasciende las diferencias.

Es evidente que la esencia de la película radica en su guion, cargado de diálogos que transitan entre el humor (desde lo más ecológico a lo más visual) y el drama, permitiendo una reflexión esperanzadora sobre los lazos familiares; huyendo del melodrama y utilizando el humor para suavizar los conflictos familiares. Escrita con una especial sensibilidad para captar lo que une y separa a las familias; a través de conversaciones en apariencia cotidianas, las mujeres desentrañan las expectativas propias y de la sociedad: fundamentalmente los cuidados, la salud, el amor, la fidelidad, la maternidad, la hermandad, la familia y la identidad. Estas interacciones funcionan como un espejo de los conflictos que cada una de las hermanas enfrenta en su proceso de evolución personal y su intento de liberarse de ciertos estereotipos y vivir.

Y para dar credibilidad a ese diálogo son fundamentales las actuaciones, Carmen Machi entrega una interpretación sólida y llena de matices como Teresa, un madre controladora y religiosa, la naturalidad sin filtro que transmite Lola Cordón; mientras que Bárbara Lennie, Victoria Luengo, Irene Escolar y Beatriz Grimaldos (un gran descubrimiento para el cine) aportan a sus personajes una autenticidad y frescura que se sienten muy naturales. Cada actriz encarna su papel con una intensidad que aporta verdad a la narrativa, permitiendo que el espectador se identifique con la complejidad de cada hermana.

La película es, en última instancia, una exploración de la familia media, con sus defectos y virtudes, y una reflexión sobre el papel de las mujeres en estos espacios. Al contar con un reparto mayoritariamente femenino, se resalta la ausencia de los personajes masculinos, quienes aparecen fuera de campo, como una presencia transversal o como cura (Antonio Resines). Este enfoque permite analizar la fortaleza de los lazos femeninos y la interdependencia entre mujeres de diferentes generaciones. Las hermanas, pese a sus diferencias, se sostienen y encuentran en su madre y abuela referentes de experiencias que, aunque desean superar, también las marcan profundamente. La película se convierte así en un canto a la hermandad y al respeto, al amor y al compromiso que sostienen a las familias y que, pese a las dificultades, logra unir a las protagonistas en su diversidad y singularidad, creando un relato íntimo y específico, que nos interpela y resuena por universal.

«Solo le pido a Dios que ayude a mis hijas para que sean felices»

MÁS INFORMACIÓN

Web oficial: –
IMDb: http://www.imdb.com/title/tt29804437/
FilmAffinity: http://www.filmaffinity.com/es/film446850.html